18 mar 2014

Troya Naos o cómo la Ilíada sigue viva

Y, a veces, entre las clases, surge de nuevo la pregunta de qué es el arte. Qué es literatura, qué es música, qué es pintura, qué es baile, qué es cine, qué es danza, qué es escultura. Y, claro, para mí la respuesta es fácil: si me quedo callada un buen rato, lo que he visto u oído es arte. Me quedo en silencio porque quiero captar la emoción, que se instale en mi corazón, que haga que mi alma posea algo inmortal. Y hablar, hablar haría perder la emoción, pues el arte se rompe cuando hablo, se desvanece, se me escapa y es cuando tienes que darme el pésame.
La última vez que sentí con demasiado énfasis que algo era arte fue al ver Troya Naos, una obra de Eos Theatron basada en la Ilíada. Seguramente esta historia nos suena a todos y seguramente, como creía yo, te parece una de esas historias a las que miras y dices: acción, acción, guerra, guerra, muertes, más muertes, voy a caminar en dirección contraria que es más interesante la Odisea.
Supongo que eso lo pensaba porque, al comparar las dos obras originales, se hacía más llevadera la segunda. Pero también supongo que, para ser adaptada, la primera puede tener más drama y conmovernos más. O tal vez eso se deba solamente a la adaptación de Maru Bernal, que sabe darle la vuelta a cualquier cosa y acercar las historias que parecían más lejanas.
Demostrar que una obra escrita más allá de los tiempos sigue vigente hoy en día tiene mérito. Tal vez la vestimenta militar actual y los problemas de Ulises (César Marañón), Héctor (Adrián Moreno) o Aquiles (Hugo Villegas) ayudan a eso, o tal vez la humanidad y el dolor que demuestran Clitemnestra (Maru Bernal), Penélope (María Canel), Andrómaca (Sonia Rábago) o Briseida (María Rodríguez) tengan algo que ver. O tal vez son los textos, o las luces, o la música, o qué más da. La obra funciona perfectamente en conjunto. La obra es, en sí, una obra de arte.
El humo, el sonido de la guerra en la lejanía, las olas del mar, el fuego, el caballo de Troya, todo al final nos lleva a una guerra sin vencedores, una guerra en la que todos pierden, aunque los que se atreven a demostrarlo son las mujeres: las que esperan a que sus maridos vuelvan de más allá del mar para abrazarlos, para asesinarlos; las que observan la guerra detrás de las murallas temiendo que el destino alcance a su familia; las que están en la batalla temiendo el final. Ese tipo de cosas que me hacen callar.

A veces se nos olvida que la Ilíada ocurre en una playa. ¿Vas a volver a
observarlas igual?
Página web del grupo de teatro: http://eostheatron.com/

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