Si alguna vez doy clase y
comienzo a insultar o criticar destructivamente a mis alumnos, quien lea esto
tendrá el derecho de darme una bofetada si anteriormente me avisa de lo que
estoy haciendo y no reacciono.
Los profesores son aquellas
personas que te deben acompañar y guiar en el aprendizaje porque, que yo sepa,
no se nace sabiéndolo todo. Eso sí, hay profesores que consideran que esto que
acabo de decir es falso, profesores que consideran que si no lo sabes todo no
es por culpa de tu educación anterior, que puede haber sido realmente
desastrosa, ni culpa de que seas humano (los humanos no tenemos una memoria
perfecta ni nos coordinamos siempre al cien por cien [el que jamás se haya
caído que tire la primera piedra], ni tan siquiera podemos razonar siempre bien
[por cansancio, emociones o despistes, qué más da]). Para algunos profesores,
lo haces mal porque eres idiota y torpe y no has estudiado lo que, por cierto,
ni tan siquiera sabías que existía. Y no hablo solo de profesores de colegio, instituto o universidad, sino de coche y cursillos también.
El coeficiente intelectual varía
de una persona a otra, pero alguien con uno muy alto puede ser un desastre en
ciertos ámbitos. Pues bien, señores profesores, si somos un desastre, seamos
inteligentes o no, no hace falta que empleen las palabras y expresiones «es un
horror, desastre, horrible, fatal, impresionantemente mal, eres un peligro,
horroroso, horripilante, bufbufbufmadremía». Si a un alumno le señalas que algo
está mal, ya pilla la «indirecta» (intento pensar que están creyendo que «está
mal» es un indirecta y que creen decir lo mismo, pero directamente, con palabras
«horripilantes», aunque a mí me parece añadir un toque de desprecio
innecesario). No hace falta introducir más adjetivos negativos, casi todos
sinónimos, poniendo la zancadilla al alumno para que pierda el equilibrio de
sus emociones y de su alma. No hace falta ponerlo en evidencia delante de todo
el mundo diciendo que es un «inútil», sino señalar los errores cometidos de
forma suave para no asustar al alumno del fondo que agacha la cabeza por la timidez
y el temor que tiene a preguntar sus dudas.
Cuando un profesor es agresivo,
los defensores dicen que es «autoritario» y que tiene «problemas personales».
Si un alumno se comporta como él, es un maleducado que comete mil millones de
errores y falta el respeto. La autoridad, señores, no da pie a tratar peor a
los que están por debajo, ojo, pues esos a los que pisotean siguen siendo seres
humanos con sentimientos, no piedras.
Los profesores deberían motivar,
no desmotivar a sus alumnos con humillaciones innecesarias. Si tienen un torpe
delante, como yo, que inspiren y espiren y piensen en ellos mismos cuando no
sabían todo lo que saben hoy, a ver qué tal les iba, a ver si se metían con
ellos injustamente aunque se esforzaran por aprender.
Ojo, profesores buenos también
hay: bromistas, los que ponen tanta pasión que te arrastran detrás de ellos,
los que piensa cómo mejorar sus explicaciones, los que se quedan noches
trabajando para sus alumnos, los que dan ánimos. Sin embargo, esta entrada
odiosa va para los desalmados: los que no tienen alma y prueban a ver si la de
sus alumnos es redonda y con una patada puede rodar como un balón.
Notita maléfica: Si os metéis con
alguien puede que en el futuro sea vengativo, o que tenga poder y se niegue a
ayudar por los desprecios que hicisteis. Cruzad los dedos para que vuestros
alumnos tengan alma y ética.
Atentamente y sin cariño, El
Karma.
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